El primero en usar este término fue el sociólogo Robert K. Merton (1968) y se ha extendido a otras disciplinas. Más tarde, Keith Stanovich, un psicólogo que ha realizado una extensa investigación sobre las dificultades de lenguaje y la lectoescritura, lo aplicó a la educación y más concretamente, la lectura.
Fue Keith Stanovich quién observó que aquellos/as alumnos/as que adquirían ¨riqueza¨ en la expresión (oral o escrita) a edades tempranas, reforzaban cada vez más esas aptitudes. Mientras que quienes tardaban más en conseguirlas, participaban menos, por tanto se expresaban poco y a su vez, encontraban menos oportunidades para hacerlo.
Lamentablemente no es un hecho aislado o que sea anecdótico, esto representa una realidad y está muy presente y podemos constatar en el alumnado que presenta dificultades de lenguaje.
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Ana Belén Martínez Lietos, Gerardo Aguado, o y Armando Montes, entre otros, en sus publicaciones y formaciones hacen referencia a él dada su importancia en la intervención. Y citando a Marc Monfort en su último libro (Ser Logopeda, 2020):
¨Es un mecanismo del que no somos conscientes pero que, desgraciadamente es muy real.
Vamos a resumirlo de una forma simple: si un niño/a presenta dificultades para comprender y/o usar el lenguaje, será un niño que recibirá ´necesariamente´ menos estimulación verbal por parte de su entorno, lo que agravará la discapacidad inicial.¨
Monfort, M. (2020)
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¿Cuáles son las consecuencias directas cuando se presenta este efecto?
- Quienes tienen más éxito en el desarrollo de las actividades (orales o escritas) participan más, al sentir sensación de éxito, practican más y a su vez, tienen más oportunidades de interactuar.
- Los estudiantes que no logran un buen progreso inicial en el aprendizaje encuentran cada vez más difícil dominar dicho aprendizaje, por lo que se pueden frustrar y encuentran por parte de su entorno menos oportunidades de participar.
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Si sabemos qué ocurre, también tenemos las claves para revertir su efecto
Algunas claves que a mi entender tenemos que tener presentes, la primera es que cuanta más estimulación efectiva reciba el alumnado, mejor será su desarrollo lingüístico. En este sentido podemos:
- Implementar de manera sistemática y estructurada programas de estimulación del lenguaje a nivel de aula, donde se recojan medidas de atención a la diversidad para la mejora de la expresión de todo el alumnado.
- Asegurar la participación del grupo-clase en su totalidad, ofreciendo para ello los apoyos (recursos, estrategias, etc.) que se consideren necesarios (estos han de ser personalizados, estructurados, organizados...).
- Programar actividades participativas e igualitarias, como facilitadoras de la cooperación. (Jiménez Rodriguez, J. 2009)
GRACIAS...No lo conocía y cuanto bien me hace para ayudar a mi hija de 7 cons sus dificultades lectoescritoras. Gracias!!!!!!!
ResponderEliminarTienes actividades lúdicas sugeridas que estimulen el lenguage?
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