¡Hola!
¿Cómo va el verano? Espero que vuestras vacaciones estén siendo fantásticas y estéis disfrutando y descansando mucho.
He pensado, que entre chapuzón y chapuzón, lo mismo tenéis un huequito para leer algo que me parece tan interesante como importante en nuestra práctica diaria: el conocimiento sobre el habla y la comparación de ésta con otros actos motores.
Todas/os conocemos (y hemos hecho, no hay que negarlo) actividades dirigidas a mejorar la ¨motricidad orofacial¨ pero la realidad es que (al menos hablo en mi caso), no tenía muy clara la diferencia entre tono y fuerza muscular, y mucho menos cómo evaluarla como maestra de Audición y Lenguaje que soy.
Más tarde empecé a cuestionarme por y para qué usar ejercicios que poco o nada tenían que ver con el acto motor de hablar por ejemplo: morderse los labios, pasarse la lengua por los dientes (movimientos que por otro lado no se usan para pronunciar ningún fonema) o soplar a la vez cuatro velas (y si de no ser así, qué implicaba en el habla de mi alumnado...)
Aquí va un poco de humor al respecto jajajaja
Si ni a mí misma era capaz de explicarme para qué y por qué hacerlos...¿cómo hacerlo a mi alumnado o las familias!? Es cierto que nos enseñaron a que para desarrollar, habilitar o rehabilitar el habla habíamos que hacer este tipo de prácticas, pero cuando te encuentras que no hay repercusión directa, clara y evidente de que eso pasa, y aún más, cuando no tienes una forma de evaluar el soplo (¿direccionalidad? ¿intensidad? ¿duración?) de evaluar la fuerza o la tonicidad de manera objetiva, empiezas a plantearte tu práctica diaria (¡cosa que por otro lado, me parece la mar de sana y necesaria!).
El año pasado me topé con documento de Ygual y Cervera que me ayudó a esclarecer mucho mis ideas, de hecho lo compartí en el blog (podéis verlo AQUÍ).
Y lo que hoy os traigo es otro documento que yo clasificaría como de ¨obligada lectura¨, ya que describe: qué es el tono muscular, los métodos de valoración existentes hasta la actualidad y su interrelación con el habla. Describe también qué es la fuerza muscular orofacial, sus métodos de evaluación, así como los valores registrados durante la producción del habla. Para acabar, se hace una pequeña exposición sobre estos programas de ejercicios motores no verbales, explica por qué no se aconsejan según las investigaciones actuales y ofrece otra serie de programas de los que sí se tienen evidencias de su eficacia.
Sin más os dejo el documento de Susaníbar, Dioses y Monzón, para que lo descarguéis y leáis con detenimiento y como bien se dice en él, tómate tu tiempo para evaluar las investigaciones disponibles sobre estos programas, y si decides utilizarlos, informa siempre de que estas técnicas no tienen evidencia y aún son, a lo sumo, experimentales.
¡A seguir disfrutando del verano! :)
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